Jueves, 26 Septiembre 2013 10:31

La falsa crisis de las pensiones: una mentira criminal con alevosía

El interés del capital por las pensiones privadas y las falacias del gobierno-títere del capital para implantarlo

20130412-pensionesEl Gobierno vuelve a poner en primer plano el tema de 'la crisis de las pensiones públicas'. Esgrimiendo la falacia de que no hay dinero para sostenerlas, pretende "racionalizar" el sistema de pensiones, es decir, reducirlas hasta lo inconcebible.
El desmantelamiento del sistema tiene una historia larga, que tiene el último precedente grave en la España de 2011. Ahora, dos años después, le están dando la puntilla.
El crimen se presenta como necesario en el contexto de la crisis-estafa, pero no es así. El proceso obedece a otros intereses, como veremos. Pero ahora es fácil acelerarlo, aprovechando la confusión y el miedo instalados en una sociedad poco informada, que acepta éste y otros recortes dudando, o creyendo, que son necesarios para volver a la normalidad del estado de bienestar.
Ahora se atreven a plantear la reforma de todas las pensiones, no sólo las de los pensionistas futuros sino también las de los pensionistas presentes.
Para entender este trágico timo basta con una información básica, algo que los políticos capitalistas saben muy bien que es necesario ocultar y tergiversar. Pero todos podemos entenderlo, por mucho que nos quieran mantener en un estado de minoría de edad. Para ello, vamos a exponer una información básica y suficiente.

Los sistemas de pensiones posibles

El sistema de reparto. Las cotizaciones financian cada año las pensiones a pagar, sin que se acumule en ningún lugar. La más extendida en los diferentes estados, la más solidaria y en la que el trabajador sabe cuánto cobrará cuando se jubile.
El sistema de impuestos. En algunos países las pensiones se pagan financiadas por los impuestos generales. Su financiación corresponde a los ingresos públicos en general, y el trabajador cobrará una pensión cuya cuantía depende de la situación económica del estado.
El sistema de capitalización. Las pensiones se financian mediante aportaciones que hacen los trabajadores en activo a los bancos o a las aseguradoras, constituyendo fondos que se van acumulando. En el momento de la jubilación, recibe todo el importe o una cantidad periódica que la entidad calcula según la esperanza de vida en ese momento. Las entidades que los "custodian" juegan con ellos en los mercados financieros, y dependiendo de los resultados el trabajador habrá ganado o perdido respecto a lo que aportó: sabe cuánto pone, pero no lo que cobrará. Cada uno obtiene un resultado. No hay solidaridad.

El falso problema
Se nos dice que existe un grave problema de mantenibilidad del sistema, porque crece el número de ancianos al aumentar la esperanza de vida, y a la vez decrece el número de trabajadores en activo; es decir, en el fondo de pensiones entra menos dinero. Dicen, cuando mienten, que el fondo para las pensiones baja y llegará un momento en que no haya dinero para las pensiones de tanta gente. Lo que se busca, y se consigue, es generar alarma social y aceptación de esta falacia.

Las soluciones-timo
Aplicar al cálculo de las pensiones el factor de sostenibilidad y no al coste de la vida. Ya anunciado en 2011 para 2027, pero ahora se aplicará inmediatamente, con dos componentes:
FEI (Factor de Equidad Intergeneracional). Afecta sólo a los nuevos pensionistas. Regirá a partir de 2019. Se aplica una única vez a los nuevos jubilados en el cálculo de su primera pensión. Partiendo de que la esperanza de vida aumenta, y para que no cobren más que los jubilados anteriores, se hace disminuir la pensión inicial en relación con la esperanza de vida teórica calculada. Como se espera que vivas más, cobras menos. Los que se jubilen a partir de 2040 perderán de entrada un 15-20% de su pensión. Para manipular a la opinión pública, añaden que esta pérdida se puede compensar" si suben "otras variables" Pero nadie sabe cuáles son esas variables, ni cómo o cuando subirán.
FRA (Factor de Revalorización Anual). Afecta a todos los pensionistas. El objetivo es garantizar el equilibrio presupuestario del sistema contributivo de la Seguridad Social a lo largo de un ciclo de 11 años. Se elimina la revalorización por el IPC, y se establece una nueva fórmula de actualización, que se calculará en función de combinar otra serie de variables como el crecimiento de los ingresos, el número de pensiones, el efecto sustitución (derivado de que los pensionistas que entran anualmente en el sistema lo hacen con pensiones distintas de los que salen), así como de la diferencia entre ingresos y gastos del sistema de pensiones, entre otras. Este cambio va a suponer una pérdida para todas las pensiones. El truco para lograr la aceptación de los agentes sociales y la opinión pública es fijar una revalorización mínima (El 0,25% en los momentos de dificultades económicas). Y así cuelan el techo máximo del IPC más el 0,25% en etapas de crecimiento. Y como ahora se espera una larga etapa de fuerte recesión y altas tasas de paro, las cotizaciones no se recupararán y la fórmula revalorizará las pensiones sólo el mínimo. El FRA supondrá la congelación de las pensiones, y una pérdida de su capacidad adquisitiva.
Todo esto no es más que un intento de enmascarar la reducción del valor real de las pensiones, manipulando a la opinión pública y facilitando la aceptación del nuevo sistema.

Las trampas de estos argumentos
Los argumentos señalados, ¿hasta que punto son válidos? Pues lo son desde el punto de vista político o ideológico, pero no responden a una realidad objetiva. A continuación se señalan las incontestables debilidades de estas razones falaces.
La falacia de que las pensiones tienen que financiarse sólo con las aportaciones de los pensionistas. Si las pensiones las han de financiar sólo los pensionistas, ¿Por qué no se financian con exclusivamente con sus aportaciones los militares el ejército, los diplomáticos el Ministerio de Exteriores, los monárquicos la Casa del Rey? No hay razón objetiva, sino pura arbitrariedad interesada ¿Por qué no se pueden financiar sus pensiones con otras partidas, generadas por los impuestos, que ellos han contribuido a hacer posible?
La falacia de que la riqueza generada depende del número de trabajadores en activo. Porque en la economía actual, que busca la productividad, menos trabajadores producen más. El número de trabajadores no es la cifra relevante, sino el total de la producción. ¿No será que lo que está mal es el reparto de la riqueza producida y no el bajo número de trabajadores? La financiación de las pensiones es un tema de la distribución de la riqueza social, no del número de trabajadores. La riqueza es un producto social y toda la sociedad tiene que cooperar para mantener a los ancianos.
La falacia de que en España el gasto de las pensiones es excesivo.¿Cuánto cuestan las pensiones? El gasto en pensiones públicas en España, según Eurostat, era del 9,01% en 2007; pero en algunos países como Francia (14,4%) y Austria (15,%) en 2010 el porcentaje es considerablemente mayor, y allí la falsa crisis de las pensiones no se esgrime para devaluarlas.
La falacia de que el sistema actual de pensiones genera un déficit insostenible. Hasta 2012, las pensiones no han tenido déficit, sino superávit, y han contribuido a disminuir el déficit del Estado y a acumular un importante Fondo de Pensiones de unos 65.000 millones de euros. Sin duda, el Fondo de Pensiones puede seguir financiando estos déficits, a la espera de años mejores.
La falacia de que la Seguridad Social está endeudada en exceso. La Seguridad Social, en medio de esta crisis-estafa, es uno de los niveles de la Administración menos endeudados. Sufre un pequeño déficit del 0,9%, y está en una situación mejor para afrontar sus gastos que, por ejemplo, el sector del aseguramiento privado, al que quieren dirigirnos.

El meollo de la cuestión : Las pensiones privadas
La campaña contra las pensiones públicas se completa siempre recomendando que se contraten pensiones privadas, para compensar la caída de las públicas. Y se dota a estas pensiones privadas de importantes desgravaciones fiscales. Se está intentando dirigir a las personas, y también a las empresas, hacia los fondos de pensión privados. Hasta ahora, el aseguramiento privado de la jubilación no es obligatorio para las empresas, aunque sí para los trabajadores de las que lo elijen. Pero ahora se pretende llegar a la obligatoriedad de este tipo de pensiones para las empresas, e incluso para la administración, como con el Plan de Pensiones de la Administración General del Estado.
¿Por qué este empeño? Los planes privados de pensiones no están al alcance de todos. Como ejemplo, para recibir una pensión mensual de 898 €, es necesario haber aportado un fondo de 272.000 € (más de 45.000.000 de las antiguas pesetas) ¿Quién puede llegar a esa cantidad acumulada en los años de vida laboral? Así las cosas, las pensiones privadas favorecen sólo a los más ricos. Además, tienen fuertes desgravaciones fiscales. Implantar un sistema basado en ellas supone aumentar aún más la brecha entre ricos y pobres. Y, si no hay dinero para las pensiones públicas, ¿cómo es posible que haya desgravaciones para unos planes de pensiones?
Estos fondos privados se invierten en bolsa o en otros productos financieros: las pensiones privadas corren un riesgo enorme de pérdida del capital. Al De hecho, en España ya llevan años en que las pensiones privadas valen menos cada año. Algo así ha ocurrido en las últimas décadas en Alemania, como ocurrió en el Chile de Pinochet, y está en el origen de que muchos jubilados de ese estado se vean ahora obligados a seguir trabajando para poder salir adelante.
La gestión de las pensiones privadas es muy cara, pues las instituciones financieras cobran por su gestión. Se ha calculado que en España, el coste de gestionar la pensión, lo que se paga a los bancos o cajas que las gestionan, puede llegar al 37% el total de los fondos.

Las verdaderas razones para 'la crisis de las pensiones'
El bienestar o la seguridad de los pensionistas no es el objetivo central de la privatización. La razón de intentar imponerlas está en que pueden ser muy favorables para el capital financiero ¿Cómo? Los fondos privados de pensiones proporcionan flujos regulares y abundantes de recursos financieros al capital privado, para negociar y obtener grandes beneficios. Los gestores de fondos de pensiones concentran en sus manos grandes cantidades de dinero. Por ello interesa aumentar las pensiones privadas. Para ello, al poder le conviene sembrar la alarma de que no habrá dinero para financiarlas en el futuro.
Estas son las verdaderas razones, y no las presentadas con argumentos falaces. Razones fáciles de entender si se dispone de una mínima información, no mediatizada y objetiva.

Las consecuencias
La disminución de las pensiones públicas aumentará la pobreza entre los pensionistas. Aunque los políticos de UE dicen que las pensiones públicas españolas son demasiado generosas, la verdad es que la pensión media en España está alrededor de 858 €, la media por jubilación en 982, y la de viudedad en 618 ¿Son pensiones desmesuradas? O, simplemente, ¿nos lo quieren presentar así para alcanzar los objetivos del capital financiero? La respuesta es obvia para cualquiera. Por eso en los medios no se habla de cifras.
A consecuencia de la gigantesca tasa de paro, muchas familias jóvenes están viviendo de las pensiones de los padres, ¿Qué consecuencias tendrá en la vida cotidiana de todas esas personas la reforma? Pero además, la riqueza de un país es la que es. O hay recursos para mantener a las personas mayores, (vivienda, pan, patatas, pescado, medicinas, etc.) o no hay para nadie. Si hay pocos recursos hay que repartir los que existen. ¿Por qué quienes tienen dinero podrán disfrutar de todo, mientras que los que siempre han sido pobres habrán de morir sin nada?

¿Se puede hacer algo?
Por supuesto que esta tendencia se puede corregir. Pero no lo hará por sí misma. Es necesario actual. No olvidemos que no responde a una situación real, sino a las intenciones de ciertos grupos que nada tienen que ver con el ciudadano corriente, con la mayoría.
De forma inmediata:
No aceptar la idea de 'la crisis de las pensiones': es un problema de distribución de la renta.
Las pensiones no se tocan. No votar a quien las toque.
No suscribir pensiones privadas.
Denunciar la reforma ante el Tribunal Constitucional (el art. 50 garantiza 'las pensiones dignas')
Aumentar las cotizaciones. Si se quiere que la mayoría de la población haga fondos privados, ¿no sería lo mismo aumentar las contribuciones a las pensiones públicas? La gente tiene que pagar en un caso y en otro. ¿Por qué son mejores las privadas? Las pensiones públicas son mucho más seguras.
Aumentar la base de cotización de los salarios altos.
Eliminar prestaciones que no le corresponden a la SS (como las bonificaciones a la contratación).
A medio plazo:
Mejorar el mercado de trabajo y aumentar el empleo.
Reforma fiscal progresista.
A largo plazo:
Avanzar hacia sistemas de mantenimiento de los ancianos no basados en el empleo.
Este texto ha sido extractado de un artículo más extenso realizado por los economistas Miren Etxezarreta, Elena Idoate, José Iglesias Fernández y Joan Junyent.

http://nohayderechocgtcat.info/wp-content/uploads/2012/10/Las-pensiones-no-se-tocan_mirenetxezarreta.pdf