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CGT Salamanca se concentra junto a la estatua al empresario de Salamanca en protesta por las tres personas muertas por accidente en el puesto de trabajo.

El primero se produjo el día 16 en el Barrio Vidal de Salamanca, por intoxicación de una joven que se encontraba limpiando una caldera.

La segunda muerte fue en la mina, cuando un trabajador de la mina UMIMSA, del grupo Salguero, en la comarca leonesa de el Bierzo.

Y ayer, en un desafortunado accidente, una persona de 80 años murió cuando el tractor que conducía volcó en un arroyo en la localidad zamorana de Cubillo.

Si bien es cierto que la cifra de accidentes mortales ha disminuido en los últimos años, no se debe olvidar que en el entorno de crisis y baja actividad de las empresas esto puede dar una falsa perspectiva de la realidad en la prevención del mundo del trabajo.

En el año 2014 se registraron en Castilla y León 34 accidentes mortales en el puesto de trabajo, 7 de ellas en Salamanca. Mientras la relación de accidentes ha bajado, la proporción de los que han tenido resultado de muerte ha aumentado, y se sitúa muy por encima de la media europea.

Ante esta situación, la valoración que hace CGT Salamanca de la siniestralidad laboral con resultado de muerte no es optimista, en cuanto que la actividad económica se ha reducido en un índice tan grande, que la disminución absoluta de los accidentes laborales lleva a concluir, engañosamente, que las condiciones laborales de seguridad han mejorada, cuando eso está lejos de coincidir con la realidad.

CGT Salamanca exige el derecho al trabajo en unas condiciones que no supongan un riesgo para la salud o la vida de las personas, algo que se debería ser una prioridad para la administración en sus diferentes departamentos dedicados al mundo laboral.

Se hace necesaria una mejora de la formación y cultura de la prevención, que además de suponer una mejor calidad de vida y satisfacción en el trabajo, redundaría en un menor gasto para la Seguridad Social en prestaciones.

Creemos que la legislación en seguridad y salud en el trabajo debe mejorar, tanto a nivel de legislación, como en su aplicación, como una mejor evaluación de las inspecciones de trabajo y simplificar los procedimientos de inspección y compensación, incidir en la mejora de las condiciones de seguridad en las pequeñas empresas y por parte de los trabajadores autónomos.

Creemos que la seguridad en los puestos de trabajo de nuestra comunidad no es un asunto clave para las administraciones, y que se debería hacer un esfuerzo real por mejorar de hecho las condiciones de trabajo en general, y en especial en las pequeñas empresas, donde se están dando, a nivel provincial, los mayores índices de siniestralidad laboral.

Este es el motivo de nuestra reivindicación y nuestra lucha codo con codo con los y las trabajadoras.

Por unas condiciones dignas en el puesto de trabajo y por la consideración de personas con todos los derechos para las personas contratadas en todos los ámbitos de la actividad económica y laboral.

VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA

La semana pasada ocurrió el último accidente mortal en la provincia de Salamanca, en Pelabravo.
La lacra de los accidentes mortales no para, y es ya como una costumbre aquí en España. En el años 2013 creo que fueron cerca de 600 muertes ne lso tajos. Ya está bien, creo yo.
Como algunos sabéis, yo vengo de las obras, de la construcción, de más de 40 años en activo: lo que no habré visto. Pues bien, son muy malos métodos con los que se trabaja en la construcción, y casi todo pasa por el egoísmo de muchos, con todo mi respeto hacia el oficio. Vosotros me entendéis, hay formas y maneras.

La mayor parte de las obras están ajustadas a precios muy bajos, a contratas y subcontratas ¿Qué ocurre? Que la "grasa" es para Agroman, FCC, etc. Estas subcontratan, casi siempre ahora a autónomos con escasos medios y herramientas, muchas veces de segunda mano. Pero, claro, hay que comer, y los grandes abusan de los chicos, como siempre ha pasado.

De aquí vienen las cadenas de destajos, horas extras que en algunos casos ni se cobran. Cuando una persona trabaja más de ocho horas bien curradas, pues viene el cansancio excesivo, acumulado a lo largo de los días. Por ahí vienen los accidentes, leves y graves. Y como la jornada es partida, hay que ir a comer y volver al tajo. Se dan casos en los que en el trayecto se quedan dormidas las personas y, ya se sabe, surge el accidente in itinere que llaman.

De todas maneras, hay pocos accidentes en la construcción para las condiciones en las que se curra. Cables de corriente pelados y tirados por los suelos, con humedades; en muchos casos no existen quitamiedos en las escaleras, los huecos de los ascensores no están protegidos, las redes colocadas a estilo compadre...

Lo más de lo más, y que a mí me hace gracia y me da rabia, son las inspecciones de trabajo en las que se avisa del día y la hora de llegada de los inspectores. Y es que avisan un día antes. Se ha comentado que en algunos casos había sobres... En ningún momento, es verdad, se puede generalizar. Todo esto que cuento no ha sido general, pero los hay y los ha habido.

En CGT denunciamos todas las muertes y accidentes graves, como los que acaban en el hospital de parapléjicos de Toledo. Nos concentramos siempre que ocurren en Castilla y León, para se hagan visibles en el resto de la sociedad, especialmente los muertos.

Me gustaría dar algunos detalles de las cantidades de accidentes laborales en todo el país. En la periodo de enero a mayo del año en curso se han producido 196.807 accidentes de trabajo con baja, de los que 170.542 fueron accidentes in itinere. En relación al mismo periodo de 2013 se observa un aumento del 3,8 %. Hay que destacar que el 31,7 % afecta a mujeres. Sobre todo en el sector agrario y construcción. Hay que ver, con 5.500.000 personas en el paro, qué no habría si todos trabajáramos.
Destaco la construcción porque es mi trabajo, y porque en ese sector ha ocurrido el último accidente mortal en nuestra provincia, pero esto es así en casi todas las especialidades.

Salud y acierto para todos y todas, y que la tierra les sea leve a las personas fallecidas.
Las personas allegadas que quedan, las familias, también tendrían que contar, ¿o es que son de tercera división?

Luis Santadaria Hernández.
Sindicato de Oficios Varios CGT Salamanca.

Por el 14 de mayo de este año se ha producido un terrible accidente de mina en Turquía, en el pozo de carbón de Soma, al oeste.

Al parecer trabajaban unos 800 obreros, se pusieron a salvo 363, unos 80 estaban malheridos y el resto muertos.

Después del accidente, sale el primer ministro Erdogan y dice que no quiere alimentar la esperanza de hallar más supervivientes. El ministro de energía, Taner Yildiz, que dijo que la cifra podría ser más alta, como si le parecieran pocos muertos. Erdogan prometió que se investigaría el siniestro, aunque señaló que este tipo de sucesos se producen "todo el rato2 en la minería, y se quedaría tan pancho; vergüenza le tenía que dar, si es así, y como si fueran pocos los fallecidos. Pero haremos lo posible por ellos en lo espiritual: "rezan por ellos en todos los cursos coránicos y serán recordados en el sermón del viernes", declaró el dirigente del partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP).

Se hizo una inspección a la mina en marzo pasado y no hubo irregularidades. Prometió también Erdogan una "investigación legal para clarificar las circunstancias" del accidente minero, fortuito según él, "como que ha sido sin querer". Deberían saber cómo funciona la minería. En 1862 murieron 262 personas en una mina de carbón en Inglaterra; en 1866 fueron 361, en 1894 290 por una explosión. En China murieron 1549 en 1942; en Japón, 458 en 1963; en India 372 en 1975, "Este tipo de accidentes ocurre continuamente", repitió Erdogan. "Trabajar sin accidentes es imposible. Esta mina es una de las mejores en cuanto a medidas de seguridad", aseguró. Entre 1942 y 2010 unos 900 mineros murieron en accidentes en Turquía, siendo el mayor en 1992, que dejó 263 fallecidos, por delante del ocurrido en Zonguldak el mismo año. En la última década, la minería en Turquía, un sector común alto número de accidentes, se ha cobrado una media de 80 vidas al año. Por su parte, el ministro de energía ha explicado que cuatro equipos diferentes de rescate están trabajando en la mina. "El fuego está causando problemas, pero se está enviando oxígeno a los principales pozos que no se han visto afectados", ha señalado ante la prensa.

Los sindicatos mineros han venido denunciando que en el país se producen accidentes con más frecuencia que en Europa, debido a la falta de medidas de seguridad y equipamiento. La mina pertenece a una empresa privada que emplea a 6500 trabajadores en Soma, una ciudad con amplios yacimientos de carbón en la provincia de Manisa, en el occidente de Turquía. Mientras proseguían los trabajos de rescate en la mina, anoche hubo nuevas protestas en varias ciudades turcas, donde los manifestantes responsabilizaron al gobierno de la tragedia de Soma. La policía reprimió las protestas con gases lacrimógenos, cañones de agua y disparos sobre los manifestantes con balas de goma. La prensa informa de que hay varios heridos y detenidos, entre ellos varios periodistas. Además hay estudiantes ocupando las facultades de minería y exigen que se lleve a juicio a los responsables del "Soma Holding", la empresa que explota la mina accidentada. Otro dato de un superviviente del desastre, afirma que escuchó como un electricista advertía de forma insistente a uno de los supervisores del mal estado de los cables eléctricos, cuyas chispas "podrían causar un desastre": solo dos semanas después, la catástrofe se produjo.

Después de describir estos accidentes en la minería, y dar a conocer un poco con detalls como se trabaja en los tajos, y lo mismo me da en otras palos del curre, es bochornoso que tenga que ser así, pagando con la vida en muchos casos. Si se sumaran los accidentes mortales de en todo el mundo, darían pánico las cantidades resultantes. Esto es otra guerra mundial. En Asia, África, Europa... es escalofriante la cantidad de personas que se quedan malheridos para canalizar otra forma de vivir, o tener que emigrar a otros países, por jornales de auténtico escándalo, y no digamos las horas que se trabajan y sin derechos. Solo el dicho de "si protestas, en la puerta hay otros que lo están deseando, así que si no te interesa ya sabes dónde está la puerta" lo explica todo.

Esto ha pasado en Turquía, y hablo de la última tragedia en una de sus minas, 300 muertos y como si nada, los medios de comunicación hablan uno o dos días de la tragedia y ya está, como si hubiera sido ganado la gente que ha muerto o ha quedado inválida para el trabajo. Luego se sale a la calle reivindicando y la leña va para quien se ponga en medio del camino. Eso por una parte; por otra multa, y en algunos casos comisaría donde a veces hasta se tortura. Otra cosa es el material antidisturbios con el que cuentan, que para eso sí hay dineros. Aquí en España, sin ir más lejos, se han gastado en un camión de esos que lanzan agua a presión.

Esto va para la peña que no se entera o no se quiere enterar, que ya es triste. Pero "hay fútbol", y eso lo cambia todo. Miles y miles han viajado el viernes, van y vienen como si no pasara nada. Los respeto, pero ¿de dónde sale la pasta? Yo lo dejo ahí, allá las conciencias, mientras otros haciéndose cada vez más ricos, y la peña cada vez más pobre. Yo no entiendo, bueno si lo entiendo, pero no le veo el sentido.

"La vida es muy peligrosa, no por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa"

Votar es legitimar la esclavitud del siglo XXI

Salud y acierto

Luis Santadaria, un currante cegetista

Ha pasado un año desde la masacre de Dhaka, en la que más de mil personas, mujeres casi todas, murieron en el derrumbe de una fábrica de camisetas. Ellas mismas habían avisado de los fallos en la estructura del edificio, pero tuvieron que seguir trabajando por orden de la empresa. Hacían camisetas, esas camisetas tan baratas y bonitas que compramos en las cadenas de ropa más populares.

El compañero Luis Santa ha escrito un texto, el reflejo del pensamiento de un currante, como el mismo define estas palabras, con la intención de que paremos a pensar las consecuencias de nuestra forma de vida:

El pasado 24 de abril se cumplió un año desde el terrible genocidio laboral en Bangladesh, en la fábrica textil de Rana Plaza en Daka, capital de Bangladesh. Casi todos estamos enterados de esta tragedia, en la que murieron 1.138 personas trabajadoras por eso no vamos a hablar de aspectos que ya damos por conocidos. No hablaremos de que hay más de 2.500 heridas y heridos, muchas de estas personas no podrán trabajar nunca más; ni de que los obreros habían detectado fallos en la estructura del edificio pese a ello fueron obligados a seguir trabajando.

Tampoco nos vamos a referir a lo ocurrido como un accidente, pues creemos que estas mil ciento treinta y ocho muertes no son fruto de la mala suerte, sino de un sistema económico criminal que antepone la ganancia de unos pocos a la vida de la mayoría. Por eso, sí que vamos a hablar de que el dueño de la fábrica es un dirigente del partido que gobierna en el país y que las personas sepultadas tejían camisetas que grandes multinacionales, entre ellas varias españolas, nos iban a vender a ti y a mí. También del papel jugado por los medios de incomunicación, es este entramado que relega las muertes a las páginas interiores, y analiza la situación como un producto de los excesos puntuales del capitalismo salvaje, que cree que las personas son de usar y tirar a trabajar catorce o dieciséis horas por dieciocho o veinte euros, que es el sueldo interprofesional en ese país, pero como son de 4ª división o regional, para algunos es igual, hay muchos más que juagarán el ascenso.

"Bajo el capitalismo otro mundo es posible"

Tirando de hemeroteca, podemos comprobar que lo único excepcional de lo sucedido en la fábrica de Dhaka, es el inmenso número de muertes, pero que los derrumbes y los incendios en los telares son el pan de cada día, como también son las excusas y las lágrimas de cocodrilo vertidas por las multinacionales. En 2002, en una fábrica similar a la que colapsó hace unos meses, el propietario añadió un piso más el edificio de cuatro plantas que albergaba el telar, y a los pocos días de las denuncias de los trabajadores/as, de apariciones de grietas, se derrumbó causando la muerte a sesenta y cuatro personas, y heridas a setenta. En 2010, se produjo un incendio que causó la muerte a cincuenta personas y entre los restos se localizaron etiquetas de prendas "El Corte Inglés", que aseguró que no trabajaba con esa fábrica, y que se trataba solo de un "pedido de muestra" misma excusa que "Yo Mango" ha utilizado para tratar de desvincularse del derrumbe de hacen un año. También las palabras de las multinacionales para las que fabricaba el telar, fueron idénticas a las que estos días hemos tenido que escuchar con promesas de mejoras salariales y de seguridad, y de indemnizaciones a las familias de las víctimas del "terrorismo patronal" o acaso, ¿estas no víctimas como otras?

Es por eso por lo que nos hierve la sangre cuando escuchamos que H&M, El Corte Inglés, Inditex y otras han pactado realizar inspecciones independientes de seguridad y difundir públicamente esos resultados, reparaciones obligatorias en las instalaciones y que costearán las empresas y dar un papel vital a los trabajadadores/as y los sindicatos. Para creernos que Inditex va a renunciar a parte de sus beneficios para mejorar las condiciones laborales de las obreras bangladesíes, tendríamos que olvidar que en los inicios de la compañía, esta era conocida por la explotación laboral a las mujeres gallegas. Pero también tendríamos que olvidar como el año pasado, en Brasil, se desarticularon dos talleres que fabricaban para Zara, liberando a más de setenta trabajadores/as que se encontraban en condiciones de esclavitud; como hace solo unos meses se clausuraba otro taller de Zara en Buenos Aires en el que trabajaban y vivían explotados niños y niñas, y adultos en jornadas laborales de 13 horas, o denuncias de las mujeres que en Tánger trabajan para esta empresa. Y qué decir de que El Corte Inglés sostenga que va a fomentar los sindicatos amarillos en Bangladesh, cuando el estado español ha sido condenado decenas de veces a FASGAY FETICO controlados por la empresa y que declaraban en la última general de noviembre que lucharemos porque aquellos que opten libremente por no ejercer su derecho a huelga y decidan trabajar no vean mermado ese derecho por radicalismos políticos, y en la de marzo que "FETICO no cree en huelgas, ni generales ni parciales".

En estas tareas de ocultación de la explotación represión a los y las trabajadoras bangladesíes colaboran las grandes empresas de comunicación. Un ejemplo de esto lo podemos ver en un publirreportaje que publicaba El País sólo una semana antes del derrumbe, titulado "Galaxia Inditex", en el que señalaba el paso de un taller creado hace medio siglo a un emporio con 120.000 empleados y empleadas. Con la marca Zara a la cabeza, la compañía que ha hecho Amancio Ortega el tercer hombre más rico del mundo, se expande son su fórmula imbatible: dar el cliente lo que quieres". Lástima que los 1138 cadáveres sepultados en las ruinas de su fábrica nos recuerden que la fórmula imbatible Inditex y el resto de multinacionales sea otra bien distinta.

Conclusión: Para quien escribe esta denuncia es un genocidio laboral o terrorismo laboral. No queríamos en CGT que se pasara el primer aniversario de esta especie de terrorismo sin armas, pero que matan por dos reales, como decíamos antes. Particularmente a mi me repugnan estas multinacionales, Lo mejor que se les podía hacer es boicot a esas ropas que se tiene con sangre de personas de India o cualquier país de esta mundo.

OTRO MUNDO ES POSIBLE en lo que esté este sistema.

VOTAR ES LEGITIMAR LA ESCLAVITUD DEL SIGLO XXI

Salud y acierto.

Luis Santa

Mañana jueves, a las 11 en Gran Vía, junto al Monumento al Empresario

El lunes fue un día negro. Un escape de grisú mató prácticamente en el acto a seis mineros que faenaban en el Pozo Emilio del Valle. La zona del accidente ya era "muy problemática", y se debería haber previsto la existencia de la bolsa de gas. Cinco fallecidos eran leoneses (Carlos Pérez, Manuel Moure, Antonio Blanco, Orlando González y Roberto Álvarez) y uno (José Luis Arias), asturiano. Tenían entre 35 y 45 años. No los consolamos, no intentamos borrar el dolor, algo imposible.

Pero desde la rabia contenida, y en honor a los mineros muertos, creemos necesaria la lucha por hacer visible la tragedia, continua y evitable, de los accidentes laborales.

¿SÓLO TRAGEDIA? 

JUEVES 31, A LAS 11 HORAS. GRAN VÍA
JUNTO A LA ESTATUA DEL EMPRESARIO