Cubren situaciones de necesidad: cuando enfermamos, enviudamos, nos jubilamos, etc.. Ni son un lujo al alcance solo de una clase privilegiada, ni un producto más del mercado, son un bien social más y, como el resto de ellos, debe de permanecer al margen de la dictadura capitalista, ahora escondida tras el eufemismo de neoliberalismo.
Las pensiones son un bocado exquisito, más del 11% del PIB anual se destina a ellas, y disponer de ese remanente es una obsesión del poder financiero contra la que tenemos que luchar. No nos dejemos engañar, en sus manos los derechos son papel mojado.
De esto queremos debatir, contrastar, confrontar y decidir.
Otra mirada al sistema público de pensiones
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